Los oniscídeos (Oniscidea), conocidos vulgarmente como cochinillas de humedad son un suborden de crustáceos isópodos terrestres con unas 3.000 especies descritas. Tienen un exoesqueleto rígido, segmentado y calcáreo, y poseen siete pares de patas. También se las conoce como chanchitos de tierra, bichos bolitas, bichos de bola, keka o marranito
Las cochinillas pueden llegar a confundirse con diplópodos (miriápodos), de morfología externa similar, aunque para diferenciarlos basta con ver cuántas patas se observan a cada lado de un segmento externo. Si se ve sólo una pata, el animal será un crustáceo, y si se ven dos pares, entonces será un diplópodo.
Las cochinillas necesitan ambiente húmedo, ya que respiran por branquias. Es habitual encontrarlas en lugares húmedos y oscuros, como debajo de piedras o troncos. Son en general animales nocturnos, y se alimentan de detritus, como restos vegetales, aunque pueden llegar a convertirse en una plaga en los jardines.
Algunas especies de cochinilla tienen la capacidad de enrollarse sobre sí mismas, formando una bola cuando se sienten amenazadas. Su exoesqueleto presenta una forma de acordeón que les facilita este enrollamiento.
Las cochinillas de humedad son los únicos crustáceos con desarrollo directo, es decir, sin fase de larva; esto se debe a su vida en tierra firme, que les impide tener hábitos reproductores que necesiten condiciones más húmedas. La hembra puede mantener los huevos fecundados dentro de su cuerpo. Una prole rosácea sale de ella cuando ha encontrado el lugar idóneo (ver pseudodoviviparismo, ovoviviparismo). Sin embargo, y a diferencia de otros grupos de artrópodos terrestres como insectos y miriápodos, estos animales conservan un sistema excretor de tipo crustáceo, lo que les obliga a excretar urea en lugar de ácido úrico, con la consiguiente pérdida de agua